sábado, 21 de enero de 2012

La Comunicación Política Institucional

Por: Juan Carlos Segales L.
LOS SOFISTAS Y EL MARKETING.

En estos últimos años un término que ha ido tomando gran fuerza es la “comunicación política”[1], la cual data desde la época de los griegos, pero que es de reciente estudio académico, en especial en América Latina.
La comunicación política tiene ya sus orígenes en la Grecia antigua los filósofos abandonan la reflexión sobre la naturaleza y centran su atención en la política y en la sociedad. La actividad comercial hizo surgir una nueva clase que se enfrentaba a la aristocracia, confrontación en la cual su arma más eficaz fue la palabra. “La demagogia irrumpe en la vida política ateniense, como una habilidad indisociable del poder político, y la oratoria será clave para conseguir el éxito en esa actividad”[2].

Es así que surgen los sofistas[3], esta corriente que surgió en esta época tiene la tendencia, mayor o menor, a anteponer los argumentos a las doctrinas sobre las que se argumenta. Es así que se compara a los sofistas con los profesionales del marketing de la actualidad.
Al marketing se le acusa de manipulación, y se dice que elabora bellas mentiras, con el objeto de vender, atribuyendo a los objetos que promocionan cualidades que no tienen.
La preferencia por lo verosímil frente a lo verdadero hace que para los especialistas del marketing no exista más que la apariencia.
Si el marketing pretende seducir por las apariencias es porque entiende que no existe otro nivel de realidad como no sea el de las apariencias. Su filosofía es la de que ninguna opinión puede pretender expresar una verdad que no existe.
Considera que el hombre está limitado a su percepción sensible del mundo y, en consecuencia, se puede contar con su adhesión a condición de que se sepa influir en su percepción.
El hombre de marketing es un pragmático, un técnico, un hombre de acción. Su trabajo consiste en el dominio del arte de jugar con las sensaciones de los hombres, para conseguir su adhesión a determinadas propuestas o mensajes.
Tanto para sofistas como para hombres de marketing, los instrumentos del poder priman sobre los fines.[4]
DIFERENCIA ENTRE COMUNICACIÓN POLÍTICA Y MARKETING POLÍTICO.
En este sentido se debe diferenciar la comunicación política del marketing político. Partiremos con las definiciones de ambas categorías conceptuales. El profesor Ángel Benito define al marketing político como aquel “uso programado de las diversas técnicas de comunicación, publicidad y relaciones públicas, dirigido a conseguir adhesiones para personas y programas políticos, sirviendo para el mantenimiento de la imagen de quien está, o quiere estar, en el poder, y también para destruir la imagen del adversario ante la opinión pública”. Mientras que María José Canel define a la Comunicación Política como “el campo de estudio que comprende la actividad de determinadas personas e instituciones (políticos, comunicadores, periodistas y ciudadanos) en la que se produce un intercambio de información, ideas y actitudes en torno a los asuntos públicos”.
  LAS ÁREAS DE ESTUDIO DE LA COMUNICACIÓN POLÍTICA.
La Comunicación Política puede centrar sus estudios en cinco áreas:  el primero, el análisis de los mensajes los cuales pueden ser abordados desde la perspectiva de la Retórica o la Lingüística, “incluyen el análisis de los contenidos de los mensajes, los temas, las metáforas, el lenguaje político, los discursos y la simbología política”.
Una segunda área, son los procesos políticos referidas a la creación de imágenes y realidades políticas, es decir, la gestión de la comunicación de las instituciones políticas; de todos los procesos políticos el más estudiado ha sido las elecciones, su estudio se centra en los mensajes electorales (creación de imágenes de partidos políticos y candidatos), gestión y organización de campañas, comunicación de las ofertas electorales, recepción de los mensajes electorales por parte de los votantes, influencia de la comunicación electoral en el voto, etc.
 La tercera área se centra en las  acciones de comunicación, vale decir, en las distintas formas que puede adoptar el mensaje de la Comunicación Política, en estas encontramos a: los debates políticos, la publicidad política o conocida también como propaganda, los mensajes informativos de los eventos político-comunicativos y finalmente los mensajes de ficción[5].
En el cuarto punto de estudio, se encuentra  la mediación del mensaje el cual la realizan los medios de comunicación. En este punto se encuentran: la relación entre políticos y periodistas[6]; la sociología de redacciones de los medios de comunicación[7]; el fenómeno de la personalización de la política en los medios de comunicación; la cobertura que los medios de comunicación dan a las instituciones políticas; la creación de climas de opinión política por parte de los medios de comunicación[8].
Finalmente, como quinta área tenemos los estudios que están centrados en los efectos del mensaje de la Comunicación Política en todos los niveles, en esta se encuentran: la búsqueda de procesamiento de la información política por parte del ciudadano; la influencia de los medios de comunicación en los ciudadanos; la influencia de la comunicación interpersonal en los juicios y comportamientos políticos de los ciudadanos; la contribución de los medios de comunicación a la socialización política; y los cambios de actitudes[9].
Luego de haber abordado de una forma somera el ámbito de la Comunicación Política, sus antecedentes, la diferencia con el marketing político y conocer sus áreas de estudio, ahora ingresaremos en el ámbito de la comunicación política de las instituciones. 
LA COMUNICACIÓN POLÍTICA DE LAS INSTITUCIONES.
Robert Redford, termina su libro Cómo se vende un presidente, con la siguiente frase “Y ahora que soy Presidente, ¿qué?”. Después de haber empleado las técnicas para llevar a un candidato hasta la silla presidencial empiezan a surgir nuevas interrogantes como: Y ahora ¿qué?, ¿qué hacer cuando se consigue ganar?, ¿qué hacer una vez que se ha obtenido el poder?, ¿es necesario seguir aplicando las técnicas de la comunicación política?, ¿cuál es el objetivo de éstas?, finalmente, ¿para qué le sirve al poder la comunicación?
En este sentido, debemos aclarar que las técnicas de comunicación política en las instituciones tienen una serie de características que las diferencia de las técnicas electorales y hacen más referencia a la eficacia de la relación entre política y comunicación.
María José Canel explica que la comunicación política de las instituciones se diferencia de la comunicación política electoral, porque se analiza a los sujetos, su finalidad y su aplicación.
a)      Los Sujetos en este caso pueden ser personas o instituciones que ostentan un determinado poder. Estos pueden ser desde el Presidente, pasando por Ministros de Estado, Gobernadores Departamentales, Alcaldes y otras esferas de poder.
b)      La Finalidad se subdivide en tres elementos importantes: primero, ejercer el poder es decir que apunta a la necesidad de la comunicación, para que las decisiones de poder sean asumidas por aquellos a quienes afectan; segundo elemento, distribuir el poder esto implica la negociación que se da entre aquellos que forman parte de la institución, lo que implica una necesidad de comunicación; y finalmente realizar el bien público este elemento apunta a una relación entre el conocimiento público de la política y la aceptación de la misma.
c)       Su Aplicación no tiene un carácter puntual como en el caso de la comunicación política electoral. Recordemos que estas se crean y fenecen con la celebración de las elecciones, al contrario las técnicas de la comunicación política institucional tiene un periodo de aplicación más largo, puede extenderse el mandato de una institución.
En este sentido, el interés de las técnicas de la comunicación política institucional están en la medida en que su duración es superior, en estas no cabe ­–como menciona Del Rey Morató— la llamada promesa con “fecha de caducidad incorporada”. A qué nos referimos, en la comunicación política electoral un candidato puede prometer y no cumplir, porque en ese momento sólo es un candidato, pero cuando logra vencer en las elecciones y ostenta el poder no goza de las mismas libertades. La institución que promete y no cumple tiene asegurado el fracaso de su gestión en comunicación.
Luego de haber conocido sus características, podemos definir a las técnicas de comunicación de instituciones como aquel conjunto de reglas y procedimientos de la comunicación de intensión persuasiva que, con recursos psicológicos e informativos, llevan a cabo las instituciones para influir en los destinatarios, con el fin de conseguir es éstos adhesión permanente para ejercer y distribuir el poder y realizar el bien público.
TÉCNICAS PARA LA COMUNICACIÓN DEL MENSAJE POLÍTICO DE LAS INSTITUCIONES.
Una institución política, si quiere ser alguien, tiene que hablar, decir quién es, explicar cómo se ve a sí misma y hacer que ese mensaje llegue, sin contaminación a sus destinatarios. Debemos recordar que la política que hoy en día no sale en los medios de comunicación no existe. El político que no aparece en la prensa, no trabaja[10]. Por ello, se puede decir que las instituciones son emisores de mensaje político.
En este sentido Canel plantea la siguiente clasificación de las técnicas y estrategias de comunicación de las instituciones.
ESTRATEGIAS Y TÉCNICAS PARA LA COMUNICACIÓN POLÍTICAS DE LAS INSTITUCIONES
ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN
TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN
Cesión de información.
Adecuación a los criterios de noticiabilidad profesionales.
Relación estable con los medios de comunicación.
Ocultamiento de información.
Mentira “inadvertida”.
Confusión intencionada.
Suavización del lenguaje.
Neutralización de la información negativa.
Sesión off the record.
Filtraciones.
Escenificación: organización de eventos.
Ruedas de prensa.
Briefings de prensa.
Eventos especiales.
Discursos.
Comunicación Persuasiva: publicidad institucional.
Inserciones publicitarias.
Correo directo.
Estas técnicas y estrategias giran en torno a dos principios básicos, en primer lugar, el ajustado equilibrio que debe existir entre la cesión de información y el ocultamiento de la misma. Que la institución tenga que hablar no significa que tenga que dar la información de forma descontrolada. En segundo lugar, el recurso de las técnicas informativas y persuasivas, en su estrategia de comunicación las instituciones pueden ser sujetos de emisión de mensajes informativos (creación de noticias) y persuasivos (mensajes publicitarios).

La Cesión de Información.
Esta estrategia es la más básica y utilizada por las instituciones. Debemos recordar que hoy en día se entiende que una información no es oficial hasta que haya salido en los medios de comunicación. No importa que esa información ya esté publicada en el Boletín Oficial del Estado, porque el ciudadano medio por lo general no accede a las publicaciones oficiales.
Entonces aquí surge una interrogante ¿las instituciones al dar la información a los medios de comunicación pierden el control del mensaje? La respuesta es sí. Porque los periodistas no transmiten la información tal y como la reciben de la institución sino que lo adoptan con una actitud interpretativa ante la misma, aquí ingresa la subjetividad del periodista y los intereses que tienen los medios de comunicación.
Las técnicas específicas para la cesión de información deben tomar en cuenta los siguientes principios:
a)      Por lo general no coinciden los criterios de noticiabilidad de los medios de comunicación con los que tiene la institución política. Esta última por lo general siempre busca mostrar una imagen de consenso[11], de imparcialidad, de respeto a las leyes. Mientras que a los medios de comunicación les interesa el conflicto.
b)      Tampoco suelen coincidir los ritmos políticos con los ritmos informativos.
c)       La institución ha de ser siempre veraz con los medios de comunicación.
El ocultamiento e información.
Hay informaciones que la institución no puede, o no quiere dar, porque su publicación podría tener efectos perjudiciales para la institución o para una determinada medida. En este marco, una de las tareas más difíciles y arduas que tienen los responsables de comunicación es la de ocultar información, por las implicancias éticas que lleva consigo.
Ocultar información es básicamente, mentir. El padre jesuita Luis Espinal mencionaba que “callar es lo mismo que mentir”. La mentira a largo plazo no tiene buenos resultados en la gestión de comunicación. Porque los periodistas esperan que los responsables de comunicación de la institución digan siempre la verdad. Por ello, los expertos en marketing desechan la mentira como técnica de comunicación institucional.
Las instituciones por lo general emplean las siguientes técnicas:
a)      La mentira inadvertida. Es la que se produce sin intención por parte de quien da la información. Para ocultar la información las instituciones mantienen desinformados a encargados de prensa (se puede afirmar sin mentir “no cuento con la información”) así como para la mentira (una vez que ésta se pone de manifiesto se puede afirmar sin mentir “en aquel momento desconocía la información”).
b)      La confusión intensionada. Consiste en crear espacios lingüísticos que permiten operar en un margen más extenso de significados. Utilizando esta técnica se respondería “No se ha tomado todavía una decisión al respecto”, la respuesta no es una mentira. En este ámbito también ingresa la sustitución de términos agresivos o que tienen connotaciones peyorativas por otros que son positivos, más neutrales, o lo suficientemente abstractos como para no significar nada, con el fin de que con ellos se pueda incluir todo aquello que se quiere incluir.
c)       La neutralización de la información negativa. Consisten en acompañar la mala noticia con una buena, de forma que se da más énfasis en esta última, el efecto de la primera puede quedar anestesiado, es decir, gritar las buenas noticias y susurrar las malas.
d)      El off the record. Es una forma de dar a conocer la información pero evitando que ésta sea publicada. Se adquiere el compromiso del periodista de no publicar, bajo la “amenaza” de que, si lo hiciera, perjudicaría radicalmente su relación con la fuente. Pero esta técnica no es muy recomendable en la actualidad, porque los periodistas suelen utilizar otras fórmulas como es el de dar la información citando “fuentes no identificadas”, o citando la fuente sin que haya una atribución personal, por lo que es aconsejable evitar el off the record y reducirlo a los casos de estricta necesidad.
e)      La cortina de humo. Consiste en crear una noticia de la nada, para desviar hacia ella la atención de la información que ha salido a la luz y que es desfavorable para la institución.
f)       Las filtraciones. Esta técnica se encuentra en medio de la cesión y el ocultamiento de información. Stephen Hess explica que la filtración “es la información parcial, prematura y desautorizada”. La filtración rara vez es una buena herramienta para el encargado de comunicación porque éste se convierte en el primer perjudicado pues, si bien se gana un amigo (el medio al que se filtra) se gana muchos enemigos (todos aquellos a los que no se filtra).
La organización de eventos.
A través de la organización de eventos, la institución trata de llamar la atención de los medios de comunicación con el fin de que ella (una medida, un logro, un plan, una persona, etc.) se convierta en noticia.
Los eventos son los siguientes:
a)      La rueda de prensa. Es un evento político-mediático, en el cual la institución convoca a los medios de comunicación. El ritmo de la convocatoria debe de ser de forma regular. Es decir, se convocará cuando se tenga una buena noticia; cuando haya una cuestión conflictiva, pues de hacerlo proyecta una imagen de transparencia informativa; respecto al tema, éste debe estar bien identificada; en lo que refiere al peso institucional los responsables de comunicación de la institución deben conseguir que los altos cargos de la misma estén involucrados en estas convocatorias mediáticas; la persona que dirige la rueda de prensa ha de conocer bien a los periodistas con su nombre y apellido y el medio de procedencia; respecto a la hora de convocatoria, debe ser lo suficientemente cerca del cierre de emisión para evitar que los periodistas recojan las reacciones de la oposición o de las personas implicadas en la información, que podría distorsionar el mensaje de la institución; finalmente, los resúmenes de prensa, press briefings, son unas reuniones con los periodistas en las que se les da de forma escueta y resumida aquella información básica que la institución quiere ofrecer.
b)      Los eventos especiales. No son propiamente eventos mediáticos, pues no son llamados de forma directa los medios de comunicación como en la rueda de prensa, Consiste en crear noticias con base a temas favorables. Es decir, son buenas ocasiones para conseguir una “buena foto” (ejemplo el día de lucha contra el sida, homenaje a una determinada persona, etc.).
c)       Los discursos. Resulta muy difícil comprender el discurso como técnica de comunicación política desde una perspectiva boliviana, no existe una cultura de discurso que existe en otros países. En estos existe toda una tradición de investigación sobre la relación que hay entre acción política y la dicción, es decir, la expresión de esa acción en un discurso. Podemos ver en nuestra realidad que las declaraciones a los medios de comunicación se han convertido en un vehículo de “discursos” a través del cual los políticos canalizan sus posiciones respecto a determinados temas.
La publicidad institucional.
Las instituciones también emplean la comunicación persuasiva, es decir elaboran mensajes con recursos psicológicos con el fin de provocar en el destinatario una actitud de adhesión. Estos pueden ser:
a)      Las inserciones publicitarias en los medios de comunicación. Es la publicidad política o conocida también como propaganda, estas suelen hacer referencia a la consecución de determinadas acciones en el público relacionados con una medida o con principios sociales, políticos o culturales.
El correo directo. Este puede ser muy útil para la institución cuando quiere dirigir su mensaje a sectores específicos de la población. En la medida en que quien firma es una institución pública, la presentación formal ha de ser aquí especia

[1] Comunicación Política (con mayúsculas) es una expresión que designa un campo reciente y creciente desarrollo en el entorno académico científico; mientras que la comunicación política (con minúsculas) es un término bastante amplio, apenas utilizado en el mundo profesional, que incluye una serie de fenómenos comunicativos como la propaganda, el marketing electoral, el marketing político, las relaciones públicas o la comunicación institucional política. CANEL, María José, Comunicación Política, Madrid-España, Ed. Tecnos, 2001, p. 15.
[2] DEL REY, Morato Javier, La Comunicación Política, España, Ed. EUDEMA, 1989, p. 78.
[3] Aristóteles pensaba lo siguiente de los sofistas: “La sofística es una sabiduría aparente, que no lo es, y el sofista, el que usa la sabiduría aparente, pero que no lo es”. MARÍAS, Julián, Historia de la Filosofía, 32ª ed., España, Revista de Occidente, 1980, p. 35.
[4] Ibidem, p. 79.
[5] En este sentido se hace referencia particularmente a los mensajes del humor político o los talk shows.
[6] Hacemos referencia al acceso a la información gubernamental, el control de los medios de comunicación por parte de los gobiernos y el contexto político del sistema de medios de comunicación.
[7] Es la cultura profesional periodística determinada, de la que nace una concepción específica de la noticia política.
[8] Esta puede presentarse a través de los enfoques en las noticias, de las editoriales o a partir del humor político. Primero, las crisis pueden ser generadas por los medios de comunicación; segundo, por la cobertura de los asuntos internacionales, que incluye el flujo internacional de la información, la cobertura del Tercer Mundo y las cuestiones relacionadas con la globalización.
[9] Los cambios de actitudes pueden estar en: la información y actitudes políticas, información política y creencias políticas, información política y participación ciudadana, motivación del público para el uso de los medios de comunicación.
[10] Sobre este tema podemos hacer referencia a que en el ámbito de la televisión “…el telespectador es más un animal vidente que un animal simbólico. Para él las cosas representadas en imágenes cuentan y pesan más que las cosas dichas con palabras. Y esto es un cambio radical de dirección, porque mientras que la capacidad simbólica distancia al homo sapiens del animal, el hecho de ver lo acerca a sus capacidades ancestrales, al género al que pertenece la especie del homo sapiens”. SARTORI, Giovanni, Homo Videns La sociedad teledirigida, Trad. Ans Díaz Soler, España, Ed. Santillana, 2007, p. 33.
[11] La institución o el político “pretenderá convencer al periodista de la bondad de las causas que defiende, o cuando menos, intentará mantener una relación frecuente con él, si no amistosa, si de amabilidad y de relativa disponibilidad que es variable, según el político se encuentre en el poder o en la oposición”. DEL REY, Morato Javier, La Comunicación Política, España, Ed. EUDEMA, 1989, p. 197.

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